30 junio 2010

Hegemonia compleja 12, los costos.


12- Nada evita los costos de una construcción. No hay magia y sin embargo la magia que hiciera falta tiene sus costos también. Pagarlos, cubrirlos: tener con qué. Producir ese valor. Crear es gratuito. Por eso, cuesta.
(12 puntos completos acá)


12.1. La construcción tiene costos. Precio incluso. Hay que saldarlos, pagarlos. Un costo es el tiempo. Quizas, fundamentalmente, el tiempo que se tarde en digerir y desahcerse del miedo. Puede verse nuestra historia con el tempo el biorritmo en el cual  los sectores populares procesan el miedo. Un costo: el tiempo que se tarda en perder el miedo  a ser felices.

12.2. Costos tambine educativos, costos de liderzgo, costos de construccion de elites y conducciones. Costos concretos que se cubre produciendo el capital politico, la capacidad historica que hace falta para cubrirlo.

12.3. Costos tambien biográficos, de apuestas de individuos y colectivos singulares que, sin garantia invierten en la creación colectiva. Vivir sólo cuesta vida. Nada menos.

12.4. La construccion tiene costos, vale fuerza. La creación es gratuita: riesgo, con lleva apuesta. La construccion consistente, la creación efectiva de una hegemonía supone suponen no sólo la complejidad de los conflicos, sino también, en el punto donde hay que asumirla desde la praxis concreta,  los conflictos de la complejidad. No como gesto que evade lo concreto con explicaciones interminables, sino como intervencion que asume con rigurosidad la dinamica honda de la vida y de la historia, y la intensidad de las invitaciones del tiempo.

12.5. La fantasia de una hegemonia simple es funcional a la perpetuación de la hegemonía de los poderes concentrados. La inercia de muchas prácticas se ve desafiada en este tiempo por el hecho de que muchos sujetos que veian la politica desde lejos, al estado como enemigo y a los políticos como la cusa de sus males, se asoman, timidamente quizas, pero viendo con sus propios ojos, no ya el cuadro que de la política pinta el imaginario dominante, sino la escena donde ellos mismos pueden, limitadamente y si se animan, intervenir.

12.6. En ese momento, vuelve la tentacion de las certezas congeladas, por izquierda y derecha, propias e impuestas. Una resposabilidad tanto política como pedagogica, en ese momento donde la tentacion es volver al infantilismo antipolitico, es acompañar el paso con palabras y preguntas, con encuentros  y comprensiones que, confiando en la capacidad de los sujetos para hacer historia,  los ponga frente a su propia posibilidad de encontrarse con otros para decidir e intervenir.

12.7. Entonces, algo del costo politico se cubre con esfuerzo pedagogico, con reflexión en ultima instancia filosófica, con intesidad creativa, con rigurosidad de conocimiento. Acción política y tarea pedagógica, amor pedagógico y pasión política: en esa intersección hay una posibilidad de asuncion colectiva de la complejidad. O mejor: de lo real.

Hegemonia compleja 11/12, desarrollos y metaforas


11- Tener frentes para la victoria, la derrota, el empate y otras variantes de la batalla, el juego o el baile. Frentes, por lo demás, y retaguardias, y flancos, y capacidad de desarticularse incluso.


11.1. Las metaforas que organizan el sentido dela dinamica - el enfrentamiento- politico condicionan los modos de intervenir y actuar en ella. Por eso la metafora central propuesta por los poderes concentrados tienen que ver con las esferas, el bien comun y la tranparencia: la perfección, lo ya determinado y lo no mediado. Por lo tanto, la no-política, lo no-real y, como consecuencia, la no acción, la no-posibilidad de actuar e intervenir. 


11.2.  Batalla , juego y baile: frentes, jugadas, pasos. De cada una de estas trs metaforas del campo de intervención política se pueden activar y optimizar, performativamente, rumbos , estrategias gestos y planes de accion (como se verá, el hecho de señalar "rumbos", etc... tambien está determinado por la metafora que actua definiendo el campo.
La violencia , lo agonico, la seduccion, las reglas, el  cuerpo, la habilidad, lo inesperado, la pasión, lo que sucede entre las partes (enemigos, partenaires, adversarios, particiopantes...): todo aparece marcado por las imaginaciones y las formas involucradas al pensar donde sucede la politica.


11.3. ¿Quien es el sujeto que gana y pierde, en los frentes para la victoria? ¿Que singifica pensar el Frente, los Frentes, el frente, los frentes,,, en singular y plural, con mayusucula y minuscula: o sea como nombre propio  y actor explicito y/o como una dinamica-fenomeno social mas amplio? Un "Frente para la Victoria" expresa unos frentes "societales" o , por el contrario, frentes socieales son constituidos por los organos politicos especificos? ¿COmo se vincula , ya no lo político con lo social sino , más bien, la acción politica con la acción colectiva, la política -explítica, eventual, lacunar- con lo político- implicito, estrcutural y constitutivo?


11.4. Las largas y amplias meaforas del , la guerra y el circo: la arena politica, el circo que es un circulo , la dramatizacion de un campo de batalla. Pan y circo: no desviación, sino constituivos del campo político. Mertafora insuficiente pero inevitable, por lo tanto, a asumir y recrear.


11.5. Bloque historico,  frente de partidos,  frente de masas,  partidos catch all , movimiento nacional y popular, campo popular,   organizaciones sociales y estado, organizaciones sociales +estado, movimientos sociales... nombres que tientan , ta(len)tean un actor amplio, un actor-resultado-de-articulación.. 


11.6. La forma partido está siempre presente en la construcción politica. Como plante Gramsci, la asuma un partido político o la asuma la prensa. La forma partido , lo que media la toma de partido, lo que constituye la y las partes. Frente a la fantasia irreal del todo, la mirada lucida sobre la forma-partido y sobre el partido de las formas.


11.7. Imaginar las formas en que y por las que se constituye un actor popular hoy en dia: traerlas a la luz, co-crearlas en lo colectivo.  Para dar batalla, estar en el baile, jugar el juego.


11.8. Es obvio que una construccion electoral debe estar diseñada, animada y encaminada para ganar, para la victoria. No quita que , por un lado , la victoria es más que ganar y, por otro  que hay que hacer frente tambien a la posibilidad real de perder, de la derrota. En y más allá de lo electoral.

11.9. El Frete para la Victoria partido, tiene su correlato en al frente (para la victoria) a nivel societal-popular que lo sostiene o que debe "interpelar- producir" . En esa brecha de juega el partido, se despliega la batalla, y en esa cadencia seduce el baile, que sigue y sigue, al compas del tiempo y del cuerpo que hay que poner.

24 junio 2010

Kioscos, guetos y corrales 4

para interrogar las construcciones políticas y la acción colectiva en la etapa actual de argentina y américa latina
Kioscos, guetos y corrales
Parte 4 de 6: Instalar-actuar: Entre las convicciones y el entusiasmo
Esta serie de envíos pone en escena lo que se viene haciendo, reflexionando y discutiendo a nivel nacional en el marco del Colectivo Ciudadanía (www.colectivociudadania.org.ar). Los textos en cuestión son producto de ese trabajo y parten de una elaboración interna que decidimos abrir a un público más amplio. Son planteos "en camino", para ser discutidos, y, a la vez, puntos que se preguntan especialmente por la construcción colectiva en ámbitos, espacios y frentes diversos pero con referencias comunes. Esperamos sus aportes y comentarios para seguir ampliando las apuestas y los debates.
Ilustración:  Sebastián Prevotel

Necesitamos profundizar el debate de fondo sobre el neoliberalismo persistente y que se reproduce, que subsiste y que se recrea.

Ante la disyuntiva de darse una estrategia de instalación o esperar que otros tomen la iniciativa, es necesario estar atentos a cuales son las lógicas y dinámicas de instalación en juego. Comenzando por considerar que una lógica de instalación no es de “convicción”; supone cierta incertidumbre.

El riesgo de caer en la lógica de gueto siempre está presente. Viene junto con el riesgo de hablar siempre entre convencidos y de refugiarse en la propia certeza.

Tiene que ver con el interrogante sobre la vida cotidiana en los planteos y debates políticos: el riesgo de que la convicción se vuelva insistencia, la insistencia repetición y la repetición, sencillamente, aburra y repela.

Lo contrario del aburrimiento no es la novedad si no la vitalidad. La significación. El sentido. La continuidad de la creación y de los interrogantes. La ecuación. La vida. Mantener las propias motivaciones al tiempo que el impulso y el encanto de la tarea a largo plazo.

Por ejemplo, la disyuntiva que dice “la ley de medios o los monopolios” implica un razonamiento que no alcanza. No porque sea equivocado como razonamiento, sino que es insuficiente para interpelar de manera efectiva a quienes vayan a defender a ley de medios.

Volviendo a los debates: ¿qué clase de análisis de contexto puede generar nuevas convicciones y entusiasmo?

El momento demanda dar debates concretos y no coyunturales que, sin embargo, se den en la coyuntura. También, dar debates amplios pero al mismo tiempo afirmase con unos buenos criterios.

Ahí la pregunta es cómo abordar lo concreto no coyuntural, zafando de la realidad sin espesor, de los debates sin apertura, de las certezas sin interrogantes, de las acciones sin consecuencias.

11 junio 2010

Kioscos, guetos y corrales 3

para interrogar las construcciones políticas y la acción colectiva en la etapa actual de argentina y américa latina
Kioscos, guetos y corrales
Parte 3 de 6: Militancias y guetos. Lógicas para procesar/intervenir conflictos
Esta serie de envíos pone en escena lo que se viene haciendo, reflexionando y discutiendo a nivel nacional en el marco del Colectivo Ciudadanía (www.colectivociudadania.org.ar). Los textos en cuestión son producto de ese trabajo y parten de una elaboración interna que decidimos abrir a un público más amplio. Son planteos "en camino", para ser discutidos, y, a la vez, puntos que se preguntan especialmente por la construcción colectiva en ámbitos, espacios y frentes diversos pero con referencias comunes. Esperamos sus aportes y comentarios para seguir ampliando las apuestas y los debates.
Ilustración: Sebastián Prevotel

Cuando hablamos de guetos y militancias, centralmente nos referimos a un riesgo: del de quedar encerrados en círculos de conversaciones, preocupaciones, temas, debates y “luchas” que solo implican a pequeños grupos, o en todo caso que dejan afuera a una parte demasiado considerable de la sociedad, o de los que deberían estar implicados e involucrados para que el debate tenga consecuencias serias.

Esto sucede con varios tipos de militancia. El gueto es un lugar de encierro, de aislamiento y de repliegue, de que, en muchos casos, se olvida que es eso mismo. Aparece la “costumbre” de vivir dentro y parece que ahí sucede todo. En el gueto hay algo “tranquilzador”…

Existe un déficit de interlocutores y sujetos sociales que puedan llevar adelante una propuesta con consecuencias favorables para la vida cotidiana de los sectores populares. Debates con consecuencias que respalden, generen y alimenten los intereses de los sectores populares / los trabajadores en general. En este punto, vemos que en muchos ámbitos y en torno diversas reivindicaciones, aparece el riesgo de proponer un país para todos con un debate para pocos. Mientras tanto, los medios de comunicación proponen un país para pocos con un debate para todos.

Los militantes sociales y/o políticos –que hacen-hacemos de la militancia identidad, sello y estilo de vida– pensamos, proponemos, exhortamos a poner garra para un país para muchos. Pero los debates que logramos sostener , muchas veces interesan e interpelan a unos pocos. Para contrastar, vale estar atentos al hecho de que actores como los grandes medios de comunicación piensan un país para pocos, pero interlocutan con muchos. Una parte de esta tensión por supuesto tiene que ver con la diferencia de poder que pueden tener

Por la inversa, un ejemplo. Un error muy frecuente de concepción al dar la batalla con los medios: Considerarlos sólo como enemigos, o pretender que las personas los identifiquen como tales, es desconocer que para la mayoría de la población los medios de comunicación son portadores de significados y culturas que representan en interpelan. Son proveedores de culturas y sentidos que la razón lineal que alimenta nuestra tradición de militancia social y política tiende a desplazar: culturas del afecto y el sentimiento, del erotismo y la sensualidad, del azar y la incertidumbre, del humor y la irrespetuosidad, de la cotidianidad y la construcción cotidiana de sentido para la vida.

Esto no hace necesariamente amigables a los medios de comunicación en tanto actores políticos. Sin embargo, verlo así es un paso para asumir que las estrategias de hacer circular el mapa de propiedad de medios o etiquetar con una careta de gorila a Ernestina Herrera de Noble o a Joaquín Morales Solá son insuficientes e ineficaces. Si se quiere, por ejemplo, que mayorías defiendan la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, no basta con la denuncia y la repetición de la disyuntiva “la nueva ley o los monopolios”. Hacen falta unas vueltas de tuerca de complejidad y creatividad en las estrategias para construir adhesión y respaldo amplio de la ciudadanía.

¿Cómo interpelar eso que los medios proveen? ¿Cómo proveer nuevos repertorios sin denostar las culturas –contradictorias pero también válidas y valiosas– que los medios levantan, expresan y reproducen?

El perfil “militante” no es masificable. O dicho al revés, como pregunta y entrándole por la inversa: ¿Qué tipo de implicación en la participación, qué tipo de compromiso e involucramiento es posible proponer –y esperar– de las mayorías, para sostener proyectos a todas las escalas?

Decir que el perfil ‘militante’ no es masificable no es sencillo. Puede tener su costo afirmarlo y ser consecuente con ello en algunos espacios. Pero es necesario evaluar en qué medida esto es y ha sido así. Y que lo es más en contextos de alta fragmentación y en una secuencia histórica como aquella de la que venimos. Tenemos una larga y dolorosa experiencia de país que lo constata. También lo demuestra una larga tradición pedagógica y de trabajo con la cultura popular y política en nuestro país y América Latina.

Pero, si el perfil del militante no es masificalbe, ¿con qué perfiles actuar o qué tipo de perfiles construir en sectores amplios de la sociedad? La pre-tarea: Hacerse una imagen de “sectores populares con capacidad política” que sea realista pero no claudicante, que sea ambiciosa pero no mágica, que sea viable, alcanzable y al mismo tiempo superadora.

Nos encontramos continuamente con guetos de pensamiento y acción. Nos movemos entre corralitos de convencidos que bloquean la interpelación a y la construcción con sectores más amplios.

El problema con los guetos no es su condición de parte, si no el encierro y el aislamiento. Es esperable y fundamental que haya partes y partidos en el juego democrático.

Un camino para des-guetizar: Desesencializar el discurso, ir de los sustantivos y los nombres propios a los verbos. También: Nunca dejar de preguntase si acaso las cosas no se pueden hacer de otra manera.

El esquema que plantea su eje en identificar y confrontar enemigos todo el tiempo para procesar los conflictos sirve y construye en cierto marco y con ciertas condiciones. Es un riesgo o por lo menos un error valerse de este esquema en todos los contextos.

Cuando la actual gestión de gobierno asumió su primera etapa, en un escenario de debilidades múltiples, ese esquema fue útil para construir una base mínima de apoyo y poner límite a intereses que pugnaban por volver al status quo neoliberal. Desde el 2008, por distintas razones, ese esquema parece haberse agotado en Argentina.

La militancia y ciertos guetos hacen su parte en reproducir la lógica que soporta y da sentido a ese esquema se agota en nombrar y confrontar al “enemigo”.

Algunos límites de la mirada-lógica-esquema de confrontación de enemigos:

  1. Como toda estrategia, funciona para un determinado contexto. No ver eso puede significar la reproducción de escenarios anteriores o, simplemente, quedar por fuera de los actuales.
  2. La lógica de confrontación del enemigo tiene a su favor la simplicidad del esquema que propone. En tiempos de escenarios en movimiento, la complejidad y dinamismo de la realidad escapa a esa mirada o, peor, se da de frente con ella. El riesgo ahí es del autismo.
  3. La mirada de bloque que supone, puede servir para aglutinar más allá de las diferencias. Si embargo hay momentos en los que reconocer las diferencias (tanto de un lado como del otro) y trabajar con ellas puede ser vital.
Centro Mapas

03 junio 2010

Kioscos, guetos y corrales 2

para interrogar las construcciones políticas y la acción colectiva en la etapa actual de argentina y américa latina
Kioscos, guetos y corrales
Parte 2 de 6: Lo cotidiano, los márgenes, los límites
Esta serie de envíos pone en escena lo que se viene haciendo, reflexionando y discutiendo a nivel nacional en el marco del Colectivo Ciudadanía (www.colectivociudadania.org.ar). Los textos en cuestión son producto de ese trabajo y parten de una elaboración interna que decidimos abrir a un público más amplio. Son planteos "en camino", para ser discutidos, y, a la vez, puntos que se preguntan especialmente por la construcción colectiva en ámbitos, espacios y frentes diversos pero con referencias comunes. Esperamos sus aportes y comentarios para seguir ampliando las apuestas y los debates.
Ilustración: Sebastián Prevotel

Luego de la crisis del 2001 y 2002 en Argentina, a partir del periodo abierto en 2003 y –sobre todo– desde el llamado ‘conflicto del campo’; las experiencias de construcción y de contienda democrática nos hacen preguntarnos una vez más por la posibilidad de claves más integrales para pensar la política y lo que ella implica de acción, compromiso y construcción. Es evidente el desfasaje entre lo que hoy la política propone y la vida personal-cotidiana de las grandes mayorías.

Hay hechos puntuales que conforman el marco de este proceso:

  1. Se reinstala la política como el ámbito de práctica, de discursos, de decisiones, de instituciones y de luchas, de herramienta y actores que define, puede definir de manera efectiva los problemas de la sociedad.
  2. Se suman nuevos actores a la arena política.
  3. Aparecen, claro, todos los límites y demandas que a la política le realiza la sociedad, la realidad, las experiencias de muchos. La política es una promesa que está presionada a ser cumplida, más que otras promesas y con más exposición que otros “mitos que dan respuesta”: está más expuesta y sujeta a debate público (a diferencia de instituciones “inexistentes” en la realidad, como “el mercado”, que no es un actor real sino una ficción de los poderes fácticos (extra-democráticos, que se mantienen al margen de los debates…)

Lo que quedó de manifiesto entonces, es la inevitabilidad pero también los –altos– costos de los conflictos. Por otro lado, los límites de la fuerza y de la inteligencia para intervenir en ellos. Ambas cosas implican una tarea, una necesidad, de ponerse en perspectiva de proyecto de largo plazo, con una mirada que tiene que trascender:

  • Nuestros propios paradigmas y “costumbres” de pensamiento y práctica.
  • El repertorio y el conjunto de estrategias y prácticas de los actores de quienes en general se espera “una solución” (por ejemplo, no esperar todo del estado, de las dirigencias, de los conductores, etc.). Ver sus límites sin condenarlos: hacer una crítica que sea conocer-crear nuevas cosas. Sin encerrarse en “micro-creaciones” o “mini-estrategias”.

Una síntesis posible de este desafío la encontramos al reconocer que el momento del ciclo social y político que vivimos nos sigue poniendo, día a día, frente a la complejidad y la densidad de lo real de nuestra sociedad. Y frente al hecho de que “la ventana de oportunidad” que hemos señalado en otras oportunidades y la sociedad reconoció hacia 2001 y siguientes, era eso: sólo una ventana.

Del lado de lo que hay que asumir, nombramos así lo que nos desafía: El largo plazo, el reto de una construcción que no es mágica ni de un día para otro, que es efectivamente una construcción. Y que es la construcción de una hegemonía compleja, no lineal, no de un solo actor, no de una sola solución, sino de un ejercicio costoso, incierto: Que reconoce el alto grado de fragmentación. Que se sostiene y es capaz de proyectarse más allá de obstáculos e incluso de retrocesos. Que asume escenarios de mucha limitación e incluso de derrota eventual (o no tanto). Que requiere unas subjetividades, unas organizaciones, unas maneras de actuar y de sentir, unas capacidades de mantenerse con otras realidades, no superficiales. Que exige al mismo tiempo formación de fundamento y sofisticación y exigencia en la intervención (creatividad y riesgo).

En la dinámica del ágora pública, en donde lo político y la política son puestos en escena, los medios de comunicación son hoy un actor estructurante y proveen un sentido común difícil de rebatir por su propia contundencia. El conflicto democrático repica ahí como mal humor y desentendimiento y no como lo que es: una realidad ineludible al tiempo que posibilidad para las mayorías de no ser sólo espectadores.

Esto está conectado a lo anterior en un punto nodal: Quiénes marcan la cancha y cómo aparecen las temáticas tiene que ver con relaciones de fuerza, pero también con los repertorios que se manejan para interpelar lo cotidiano, lo personal, la vida de todos los días.

A la vez, mucho del debate político y mediático se mueve a nivel de la “espuma” de los procesos y persisten núcleos duros que nadie llega tomar. Muchas de las veces, difícilmente se los llega a nombrar. Son muchas las cosas importantes que pasan inadvertidas. Tanto para la sociedad en general como para los actores que nos identificamos como cercanos a los intereses de los sectores populares.

Entonces, hay una gran cuestión ahí: Cómo constituirse en detectores y “ponedores en agenda” de los temas importantes, “respetando” la sensibilidad de aquellos a los que les “gusta” la espuma o están, por el motivo que sea, sumergidos en ella (recordando que todos lo estamos y, a no pocos, nos gusta… o sea que reproducimos parte de esa superficialidad).

Una piedra de toque: Interpelar la subjetividad ahí donde es masiva. En lo cotidiano-masivo, lo micro hecho macro. Preguntando qué es y donde está y en todo caso, cómo se construye, aquello que interroga la experiencia cotidiana en términos políticos.

Al abordar esa pregunta nos encontramos con cruces de distinto tipo: ¿Qué lugar se la asigna en la construcción colectiva al componente individual y a los sujetos comunes? ¿Qué lugar tiene lo colectivo si lo que se interpela es la vida colicana? ¿Qué significa lo colectivo para lo personal y lo masivo respectivamente? ¿Cómo masivisar proyectos de construcción colectiva?

Algo central en esto: Partimos de una sensibilidad, un sentido común, que en muchos, mayoritarios casos, es un sentido común –para decirlo fácil– “menemista”. Algo que antes de verlo como un demonio, nos invita a verlo como una realidad; ver por qué funciona, por qué se mantiene. Pero, al mismo tiempo, no caer en un diagnóstico derrotista o de “alienación” y captar las realidades y las posibilidades profundas de hacer-decir-organizarse desde otra perspectiva, desde logros, desde luchas, desde otros sustratos que permanecen y de otras maneras que pueden surgir de los límites mismos del consenso neoliberal profundo (porque es profundo pero no es total, y , mucho menos, definitivo) .

Unas dinámicas a desarrollar fuertemente: - Actuar en la capilaridad de la sociedad, de nuestros espacios. - Interpelar a-desde la cotidianeidad. - Poder entusiasmar-enamorar. - Ver lo singular y ser capaces de sintetizarlo en otros planos, con ambición colectiva, pero partiendo desde allí (esto no se hace con formulas y consignas simples). - Combinar capilaridad y escala. - Hacer aperturas y pluralismos, sin perder ejes ni confrontaciones (¿Se puede? ¿Que hay que negociar?)

Quienes sostenemos proyectos orientados, consustanciados o comprometidos con la recomposición del campo popular, tenemos la tarea de generar una idea y una sensibilidad de lo colectivo que pueda ser masiva y contundente en condiciones de alta fragmentación. Para eso, quizás hace falta una mejor descripción de la fragmentación, un balance de que tanta, cuánta, cuál y cómo es esa fragmentación hoy día. Qué la reproduce y la sostiene. Dónde atacarla centralmente. Sabiendo que no es “totalmente resoluble”… La fragmentación es un dato ineludible, que hay que reducir, enfrentar y con el que hay que convivir de alguna manera: No se puede eliminar, hay que ver “donde ponerla”, que hacer con, frente y a pesar de ella.

En términos programáticos y realistas: ¿Cuáles son los agentes que pueden hacer resonar en cada manzana del conurbano bonaerense, en cada plaza del norte argentino, en los parajes rurales con sus laburantes, los logros y límites de cada situación?¿ Cómo se construyen esos actores?: Dirigentes, referentes y –vale decirlo, aunque no le guste a los puristas- punteros de este proyecto de país ahí donde nunca falta un “ enunciador menemista” y abunda el sentido común conservador y neoliberal que los medios de comunicación proveen pero a la vez reflejan y reconstruyen.

Cómo se interroga a lo cotidiano, pero también cómo se entusiasma y cómo se lo pone a andar, a construir. Que lo cotidiano no sea congelado. Que lo cotidiano no sea micro. Que lo cotidiano no sea no-público y sub-colectivo. Que lo cotidiano sea político.